Estas ultimas 48 horas, mi corazón se encontraba en silencio como si buscaba algo que no encontraba. La brújula de mi interior no marcaba ningún rumbo, estaba perdida, como si el vació de una pieza no la dejaba funcionar. La bombilla de mi luz sufrió corto circuitos y el salero de mi mochila a veces no esta siempre disponible. Lo mejor de mi se perdía entre recuerdos y pensamientos. Miraba a las estrellas y sabia que a miles de kilómetros una luz enorme se estaba encendiendo. Toque unos acordes y añore el amanecer.
Después de 48 horas, tras leer algunas palabras y ver algunas imágenes, me siento a la luz de la luna y mi corazón volvió a susurrar. Miro a las estrellas y esta vez doy gracias por los corazones que encendieron una luz muy lejos donde estoy. Porque ellos optaron por ir a contracorriente y ser amigos.
Aunque mi mirada este un poco borrosa, me reencuentro, me descalzo y vuelvo a caminar.
Ten por seguro que nosotros, allí arriba, te tuvimos presente todo el tiempo. Juntos en la distancia hermano!!
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