Cuando decidimos tomar un nuevo rumbo para nuestra vida, esa decisión no es gratis.
Cuando cambiamos la dirección de nuestro camino, viene acompañado de sacrificios.
Agachas la cabeza y aunque tu corazón desea un si, debes aceptar un frió no como respuesta. Tus limites se ponen a juego y terminan ganando la partida aunque intentes llenarte de fuerza. Y para lo único que te sirve esa fuerza es para aceptar esa decisión.
Cada sacrifico, te hace pensar si la decisión que tomaste vale la pena o te equivocaste por completo. Pones en la balanza tus últimos pasos y las caídas, pero el resultado es inconcluso. Analizas que pierdes por mantenerte firme y tu mirada se llena de tristeza.
Terminas mirando al cielo para que un rayo de luz se repose en tu rostro y te anime a seguir andando.
Siempre habrá un rayo de luz acompañándote hermano! Sigue adelante!
ResponderEliminar