Recogiendo de nuevo la mochila de nuevos rumbos y llenandola de todo lo necesario para la próxima aventura, hago un pequeño silencio. Un minuto mirando el perfil de una ciudad que me recibio con una caricia inivsible en mi rosotro y la huella de una escritura de agua.
Pero, en esa mochila no solo va la fotgrafia de aquel paisaje, sino también estan colocadas en el rincón de los recuerdos, todas las historia de aquellas personas que iluminaron mi estancia aquí.
A estas personas les digo que....
No se si podré recordar cada una de las palabras que me regalaron, pero me llevaré conmigo lo que me enseñaron.
No se si podré recordar todas sus historias, pero guardaré todos los buenos momentos.
No se si podré recordar su voz, pero enmarcaré la huella que han dejado en mi.
Gracias por hacer de este lugar algo único y espero haber dejando algún recuerdo para sus historias.
Aquella ciudad del viento, estos días me dice hasta pronto, pero me llevo una trozo de su brisa para que siempre me acompañe y me hable de todos mis recuerdos creados alli.
sábado, 22 de mayo de 2010
martes, 11 de mayo de 2010
Música
Llueve y detrás de esas nubes no hay más que un frasco lleno de lágrimas del cielo. Te acercas a esa ventana decorada por el recorrido de pequeños rios. Intentas ver más allá de lo que el rompecabezas de sombrillas, pero no encuentras más que un gris intenso que se acerca cada vez más.
Dándole la espalda aquel paisaje sin ilusión y lleno de tristeza, te das la vuelta y tocando un simple botón, un mar de recuerdos llama a tu puerta. Aquella música, no solo se hace húesped de tu mundo sino que toca un trocito de tu alma, llamando a un millón de recuerdos.
Como si fuera magia, unos simples acordes te hacen sentarte y navegar de nuevo por sueños, aventuras, fotos,.....Pero todo ello no viene de aquella música que proviene de un altavoz sino de nuestro de interior.
Recuerda no hace falta darle a un botón para escuchar acordes sino pegar el oído a tu corazón.
Dándole la espalda aquel paisaje sin ilusión y lleno de tristeza, te das la vuelta y tocando un simple botón, un mar de recuerdos llama a tu puerta. Aquella música, no solo se hace húesped de tu mundo sino que toca un trocito de tu alma, llamando a un millón de recuerdos.
Como si fuera magia, unos simples acordes te hacen sentarte y navegar de nuevo por sueños, aventuras, fotos,.....Pero todo ello no viene de aquella música que proviene de un altavoz sino de nuestro de interior.
Recuerda no hace falta darle a un botón para escuchar acordes sino pegar el oído a tu corazón.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)