Como todo nuevo año, este va acompañado de nuevos propósitos, nuevas metas que nos ponemos en un futuro cercano o lejano.
Pero, antes de buscar algún nuevo rumbo, elijamos esos propósitos desde el corazón, desde ese rincón que no hace especiales. ¿Por qué?
Para que no se quede en la segunda edición de miles de colecciones que empezamos y no seguimos,
Para que no quede en una mera anotación en una agenda, que después arrancamos.
Para que no queda en una simple pago de matricula, con fecha de caducidad.
Para que realmente tenga sentido para nosotros y le pongamos corazón a ese pequeño propósito, rumbo o sueño. Y que cuando lo consigamos, nos quedemos con la sensación de que somos capaces de lo que realmente nos proponemos.