La comodidad y la insatisfacción puede ser una pareja que a veces puede aparecer en nuestra ruta.
Podemos caminar sin arriesgar nada, abrazando siempre la comodidad, teniendo en cuenta lo que digan las voces que nos rodean. Pero, en algún momento nos sentaremos y veremos que en nuestra estela aparece una sombra de vacío. Nuestro corazón esta insatisfecho, no hemos dejado huellas, no hemos iluminado ciudades, ni siquiera nos acordamos de haber hecho alguna gran hazaña.
Es en ese momento en que nos damos cuenta, que hemos recorrido aquel prado siendo unos tibios, olvidando de lo que realmente somos capaces, obviando lo que nos decía nuestro interior y dejando nuestros pasos para satisfacer al ambiente.
Disfrutemos cada minuto siendo lo mejor de nosotros, siendo fríos o calientes, arriesgando, siendo coherentes con nuestros latidos y procurando de no ser unos tibios.